lunes, 10 de septiembre de 2007

El oficio de cada viernes

¡Pase usted, jefe! ¡Hoy gran variedad! ¡20 chicas desnudas en la pista, además el internacional grupo musical Zafiro!
Son casi las 8 de la noche en el bar “La Selva”; Panchito, el portero, juega al diablo que coquetea con los “pobres” parroquianos ofreciendo aquellas mujeres que por casualidad traen un vestido rojo y tan entallado que creo podría chuparles toda la sangre del cuerpo como sanguijuelas. Raquel y Cony, las más avanzadas en el oficio, esperan la primera víctima. La luz roja en forma de serpientes juega con los cuerpos de los asistentes a la pista, hace ver a las chicas más bellas. Aunque con algunas copas adulteradas que el mesero sirve amablemente, no cabe duda que son más bellas esas mujeres que ofrecen caricias y besos falsos. Conozco a cada una de la gente que trabaja y visita este lugar, sé cuando, por ejemplo, Panchito ofrece en la entrada un cigarro de cortesía para después el cliente regrese a pedir otro por 40 pesos. Daniel, el cantinero, de oficio albañil durante el día, se preocupa por rellenar las botellas de vino; para los borrachos un ron es igual que un brandy, todos contiene alcohol. Ángel, el mesero de apellido Lucifer, tropieza intencionalmente buscando en el suelo aquella cartera del cliente dormido; ahí cada chica esta con su pareja, y únicamente la mas triste se queda sola; pero ni los sentimientos, y mucho menos el amor, existen en aquel lugar, tienes que dejarlos en la entrada para poder pasar.
Son las 7 de la mañana, los clientes comienzan a salir, algunos reciben el sol tirados como si estuvieran muertos sobre la banqueta. Por hoy terminó la metamorfosis en aquel sitio, pero sé que tarde o temprano estarán brindando en este lugar donde no hay salida. ¿O es que no es a mí a quien buscan? ¿Qué acaso no saben que este oficio se paga con la muerte?